Planteamiento

Existen tres poderosas razones que nos han llevado a acometer este innovador método de mejora en un aspecto fundamental de cara a la inserción laboral. Son las siguientes:

Razones de orden legal

Es el propio legislador el que prevé la necesidad de formar a los alumnos en habilidades sociales. Así, con carácter general, la propia LOE establece en su artículo 5 que todas las personas deben tener la posibilidad de formarse a lo largo de la vida, dentro y fuera del sistema educativo, con el fin de adquirir, actualizar, completar y ampliar sus capacidades, conocimientos, habilidades, aptitudes y competencias para su desarrollo personal y profesional.

Entendemos que la formación en habilidades sociales contribuye muy significativamente al cumplimiento de finalidades tales como la transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto y la justicia, así como la superación de cualquier tipo de discriminación.

La LOE, en su artículo 39.2, establece como finalidad de la formación profesional la de preparar al alumno para la actividad en un campo profesional y facilitar su adaptación a las modificaciones laborales que pueden producirse a lo largo de su vida, contribuyendo a su desarrollo personal y al ejercicio de una ciudadanía democrática, y favoreciendo su progresión en el sistema de formación profesional para el empleo, así como el aprendizaje a lo largo de la vida.

El artículo 40 de la LOE prescribe taxativamente en su apartado 3 que la formación profesional garantizará también que el alumnado adquiera y amplíe las competencias necesarias para su desarrollo profesional, personal y social.

En línea con este planteamiento general pero en el ámbito específico de la Formación Profesional, el Artículo 3 del RD 1147/2011, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación general de la formación profesional del sistema educativo, al enumerar los principios y objetivos generales de estas enseñanzas, hace referencia a determinados aspectos que guardan una relación directa con las denominada habilidades blandas, a saber:
– Apartado c): Consolidar hábitos de disciplina, trabajo individual y en equipo, así como capacidades de autoaprendizaje y capacidad crítica.
– Apartado d): Establecer relaciones interpersonales y sociales, en la actividad profesional y personal, basadas en la resolución pacífica de los conflictos y el respeto a los demás.
– Apartado i): Comunicarse de forma efectiva en el desarrollo de la actividad profesional y personal.

En definitiva, el equipo participante en el proyecto entiende que no se puede dar cumplimiento a los fines y principios enunciados en la LOE y, en concreto, a las finalidades de la formación profesional, esto es a la plena adquisición de las competencias necesarias para el desarrollo profesional del alumno y para su participación activa en un campo profesional, si no adquiere o mejora sus habilidades sociales.

Razones relacionadas con demandas del sector empresarial

Como ya se puso de manifiesto en el primer “Congreso de Formación Profesional y Empresa, Pasión Dual” organizado por la Consejería de Educación, Juventud y Deportes de la Región de Murcia, cada vez más las empresas seleccionan a los alumnos no sólo por expediente académico sino por el nivel en lo que también se conoce como “habilidades blandas” o “softskills”, esto es, por su grado de manejo de las habilidades sociales. Los representantes de las grandes empresas de Cartagena participantes en dicha jornada parecían ponerse de acuerdo en que lo realmente destacable de un alumno que participa en un proceso de selección de personal y aspira a ser contratado por la empresa no es tanto su nivel de conocimientos curriculares, los cuales se le sobreentienden por el simple hecho de haber obtenido una titulación, sino también su manejo de las habilidades sociales. Naturalmente, entendemos que este parecer es extrapolable al mundo empresarial, en términos generales.

Más en concreto, como tuvo oportunidad de exponer en el Congreso antes referido Dª. María García Bautista, representante de Manpower Group en su presentación “El futuro del empleo: La revolución de las competencias” destacan una serie de competencias o habilidades sociales que son claves para la empleabilidad. Estas habilidades sociales son, de más a menos valoradas, la resolución de problemas, organización, liderazgo, comunicación, servicio al cliente, colaboración y gestión.

Un estudio de Linkedin revela que el 92% de los encuestados afirma que las habilidades blandas importan tanto o más que las duras a la hora de contratar a un candidato, mientras que el 89% de los despidos vienen motivados por deficiencias en las soft skills.

Estas consideraciones ponen de manifiesto, de una parte, la importancia de la formación o entrenamiento de los alumnos en esta materia, y de otra, la escasa atención que ha recibido hasta hace pocos años en el ámbito del sistema educativo. A día de hoy, excepción hecha de algunos contenidos que se abordan en el Módulo de Formación y Orientación Laboral (FOL) en los distintos niveles de la FP reglada (generalmente concentrados en una sólo unidad del temario.), no existe ningún programa para el tratamiento de las habilidades sociales del alumnado, de cara a mejorar sus posibilidades de éxito laboral inmediato, en forma de mayor probabilidad de inserción laboral.

No tenemos conocimiento de que exista tampoco ningún otro centro, al menos de la Región de Murcia, que desarrolle programas de actuación al respecto.

El ilustre psicólogo norteamericano Daniel Goleman señalaba a este respecto al inicio del primer capítulo de su tercer trabajo, bajo el título La práctica de la inteligencia emocional, publicado en español en 1999, lo siguiente «Las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando. En la actualidad no sólo se nos juzga por lo más o menos inteligentes que podamos ser ni por nuestra formación o experiencia, sino también por el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. Se trata de un criterio que se aplica cada vez con mayor frecuencia y que acabará determinando quién será contratado y quién no, quién será despedido y quién conservará su trabajo, quién será relegado al mismo puesto durante años y, por último, quién terminará siendo ascendido».

Dicho todo lo anterior, es evidente que el tratamiento de las habilidades sociales adquiere más sentido, si cabe, incluso tras la primera inserción laboral del alumno. Si esto es así, ¿qué mejor que comenzar a trabajar dichas habilidades desde propio centro educativo, antes de la inserción laboral del alumnado? Una actuación de estas características no sólo mejorará las probabilidades de inserción laboral del alumnado sino que contribuirá significativamente a incrementar sus posibilidades de adaptación a un entorno laboral y de permanencia en su puesto de trabajo.

Experiencia profesional docente

Como ha señalado una parte de la doctrina científica (Inés Monjas Casares), la educación es una actividad que no puede entenderse sin la intervención de las relaciones interpersonales, siendo las habilidades sociales un elemento fundamental en el ejercicio profesional del profesorado. Hoy día, el rol del profesor excede con mucho de la mera transmisión de conocimientos, trascendiendo al plano de la transmisión de valores, e incluso de habilidades sociales al alumnado.

Nuestra experiencia profesional docente en el ámbito del entrenamiento en habilidades sociales de nuestros alumnos y transmisión de valores humanos al hilo de los contenidos curriculares nos permite afirmar que el tratamiento de las habilidades sociales de los alumnos pueden predecir el grado de probabilidad de su inserción laboral tras la finalización sus estudios.

Con base en las razones expuestas anteriormente para justificar este proyecto, procede seguidamente hacer hincapié en la dimensión innovadora del proyecto:

Nos proponemos diseñar un método que permita al centro educativo, en colaboración necesaria con la empresa, predecir las probabilidades de inserción laboral con que cuenta un alumno cuando titula en un ciclo formativo, valorando el nivel de las habilidades sociales que presenta, tras un proceso de evaluación inicial y entrenamiento posterior de aquellas que se haya considerado necesario abordar especialmente, a partir de las conclusiones de la evaluación inicial.

La innovación consiste pues en establecer la relación causal entre el nivel de habilidades sociales del alumno y sus posibilidades de inserción laboral posteriores, entendiendo por “inserción laboral” a estos efectos, la probabilidad que tiene el alumno de acceder y mantenerse en el puesto de trabajo. Conviene aclarar que la predicción de inserción laboral que resultará de la aplicación del método a implementar, se realizará con relación únicamente a determinadas habilidades sociales que presente el alumno, esto es, no tendrá en cuenta factores ajenos a dichas competencias personales como podrían ser el comportamiento del mercado de trabajo en el sector empresarial de que se trate respecto al perfil profesional del alumno, los conocimientos del alumno propios de su perfil, etc.

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